EL IMPACTO COGNITIVO TRAS UNA INFECCIÓN AGUDA POR EL VIRUS SARS-CoV-2

21 Agosto 2025

Posibles secuelas neurológicas asociadas al SARS-CoV-2

La persistencia o aparición tardía de síntomas tras una infección aguda por el virus SARS-CoV-2, lo que se conoce como COVID-19 persistente o prolongado, o síndrome posCOVID-19 agudo, es común.1 Se trata de un cúmulo de síntomas crónicos que afectan el funcionamiento diario de las personas, los cuales suelen surgir dentro de los tres primeros meses posteriores a la confirmación de la infección por SARS-CoV-22 y pueden durar semanas, meses o años, así como aparecer, persistir, resolverse y reaparecer durante diferentes periodos.3

Las personas con COVID prolongado pueden presentar una amplia variedad de síntomas, que van de leves a graves y pueden ser similares a los de otras enfermedades. Y aunque este padecimiento puede no afectar a todas las personas de la misma manera, la fatiga y la confusión mental son síntomas comunes (de los más de 200 síntomas que se han identificado hasta la fecha).3

Pero, aunque los estimados de la prevalencia de esta condición pueden variar considerablemente según la definición o los métodos de diagnóstico usados, los estudios sugieren que al menos 10% de las personas que han padecido COVID-19 experimentará mínimo uno de los siguientes síntomas:1

Estudios recientes han encontrado que las personas con COVID prolongado presentan deterioro en una amplia gama de funciones cognitivas, como la atención sostenida (concentración), la flexibilidad cognitiva y la memoria. Esto se correlaciona con cambios estructurales y funcionales en el cerebro.2 Varios estudios a gran escala han documentado la presencia de secuelas neurológicas, incluyendo problemas de cognición y memoria, en la fase posaguda de la infección por SARS-CoV-2.4

En un análisis reciente, derivado de la Encuesta de Población Actual de Estados Unidos, se reveló que, tras el inicio de la pandemia por COVID-19, un millón de ciudadanos estadounidenses en edad laboral informaron tener “graves dificultades para recordar, concentrarse o tomar decisiones”, más que en cualquier otro momento de los 15 años previos.4

Entre las deficiencias cognitivas relacionadas con la infección por COVID-19, las tareas de memoria, razonamiento y función ejecutiva (planificación) han sido las más detectadas. De hecho, un estudio realizado en Inglaterra encontró varias disminuciones cognitivas en los participantes, las cuales persistieron durante un año o más después de la infección por COVID-19. Otros resultados del mismo estudio indican que los participantes con síntomas persistentes presentaron pequeños déficits en puntuaciones cognitivas, en comparación con un grupo de pacientes sin COVID-19.5

También se ha encontrado que la asociación entre la infección por COVID-19 y el deterioro cognitivo fue disminuyendo a medida que la pandemia avanzó. Es decir, se hallaron menos problemas neurológicos entre personas que se habían infectado durante periodos más recientes de la enfermedad, que entre quienes habían contraído el virus original o la variante alfa. Por su parte, los que recibieron dos o más vacunas y presentaron mínimos síntomas del contagio, han reportado una pequeña mejora cognitiva.5

¿Por qué sucede esto?

La disfunción cognitiva puede estar asociada con una alteración en el volumen de la materia gris, la integridad de la materia blanca y la conectividad funcional en las regiones corticales, subcorticales y cerebelosas.1 Además, la infección por SARS-CoV-2 induce la fusión neuronal, lo que compromete la actividad neuronal. Estudios han mostrado respuestas neuroinflamatorias prolongadas, anomalías estructurales y envejecimiento acelerado en el cerebro de personas con una infección leve a moderada por este virus.4

Aunque la evidencia actual sugiere que la mayoría de las personas se recuperan gradualmente después de una infección leve a moderada por COVID-19, la duración no siempre es fácil de predecir, y varía desde una recuperación en cuatro meses hasta un lapso de no recuperación que supera los dos años. Sin embargo, tal parece que la disfunción cognitiva en COVID prolongado no parece resolverse por sí sola.2

Aunque las implicaciones a largo plazo de estos déficits cognitivos aún no son del todo claras, sí ameritan una vigilancia continua.5

Consulta a tu médico

GCMA: PP-UNP-MEX-1846

REFERENCIAS

  1. Jaywant A, Gunning FM, Oberlin LE, Santillana M, Ognyanova K, Druckman JN, et al. Cognitive symptoms of post-COVID-19 condition and daily functioning. JAMA Netw Open [Internet]. 2024 [citado el 8 de mayo de 2025];7(2):e2356098. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1001/jamanetworkopen.2023.56098
  2. Zhao S, Martin EM, Reuken PA, Scholcz A, Ganse-Dumrath A, Srowig A, et al. Long COVID is associated with severe cognitive slowing: a multicentre cross-sectional study. EClinicalMedicine [Internet]. 2024 [citado el 8 de mayo de 2025];68(102434):102434. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1016/j.eclinm.2024.102434
  3. CDC. Signs and symptoms of Long COVID [Internet]. COVID-19. 2025 [citado el 8 de mayo de 2025]. Disponible en: https://www.cdc.gov/covid/long-term-effects/long-covid-signs-symptoms.html
  4. Al-Aly Z, Rosen CJ. Long covid and impaired cognition - more evidence and more work to do. N Engl J Med [Internet]. 2024 [citado el 8 de mayo de 2025];390(9):858–60. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1056/NEJMe2400189
  5. Hampshire A, Azor A, Atchison C, Trender W, Hellyer PJ, Giunchiglia V, et al. Cognition and memory after Covid-19 in a large community sample. N Engl J Med [Internet]. 2024 [citado el 8 de mayo de 2025];390(9):806–18. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1056/NEJMoa2311330